LAS CABEZAS DE CERBERO (7 JUNIO 2012)
Recuerdo que en una ocasión en Guayaquil, un conspicuo representante de Alianza País me decía que el problema de Rafael Correa era que estaba influenciado por una facción de gente inescrupulosa, completamente de derecha, cuya cabeza la representaban los hermanos Alvarado y que era la que más peso tenía en el gobierno. Por otro lado se quejaba de que la única persona de izquierda, con algo de poder que quedaba en el régimen, era Ricardo Patiño, quien libraba una lucha desigual contra la facción mayoritaria de derecha para que Rafael Correa y la «Revolución Ciudadana» no se desvíen.
Se lamentó y dijo que no entendía por qué Correa se había rodeado de tipos como los Alvarado, Samán, Antón, Isa, Mera, y muchos otros, y finalmente reconoció que también tenía sus dudas respecto del propio «Presidente» pues era evidente que éste debía saber sobre los terribles escándalos de corrupción, empezando por los famosos contratos de su hermano Fabricio, hecho que había generado varias discusiones fuertes y provocado divisiones al interior del movimiento.
Lo expresado por este personaje ha sido confirmado por varias figuras conocidas, ex colaboradores del régimen, hoy en día en la oposición, a través de declaraciones a la prensa y medios. De manera directa lo volví a escuchar, con ciertas modificaciones, en una conferencia en Miami, de parte de un joven disidente de Alianza Pais, de la facción también considerada progresista. Este nos reveló a un grupo de ecuatorianos que la facción de derecha del gobierno era mayoría y la más cercana a Correa, lo cual era determinante en la balanza de poder que existía dentro del régimen. Sobre Patiño comentó que había perdido casi todo su poder y solo buscaba sobrevivir y acomodarse, dejando entrever que representaba una facción mas bien de “pseudo izquierda”, de tipo oportunista. Aseguró que en «Alianza País» había una profunda crisis moral, que no existían ideales, que la corrupción campeaba y que la «gente de izquierda y progresista» ya no estaba en el gobierno.
Apesadumbrado señaló que «lamentablemente cometieron el error de apoyar un candidato que consideraron carismático, sin percatarse de sus antecedentes y de lo peligroso que es actuar así en política, con la idea de que había una oportunidad de ganar las elecciones, pensando ilusoriamente que después podrían conformar un movimiento ideológicamente fuerte para realizar las transformaciones que el país requiere». Con lagrimas en los ojos pidió perdón a los presentes y confesó que se sentía culpable de haber contribuido a crear un gobierno totalitario de tendencia fascista y completamente corrupto.
En algún momento del diálogo, no recuerdo si fue él u otra persona quien lo hizo, surgió el comentario de que se había creado un «monstruo».
Sin lugar a dudas, todas estas percepciones y criterios coincidentes de parte de distintos actores, militantes y ex miembros de alianza país, describiendo un gobierno dictatorial con varias facciones, cada una con sus intereses y grado de influencia propios, envueltos en un juego y lucha de poder, no pueden ser el resultado de la casualidad y por ello mismo constituyen una herramienta empírica muy útil para la comprensión y análisis de la situación y dinámica de la política ecuatoriana. Pienso que no exagero al decir que se trata de una visión bastante objetiva de nuestra cruda y triste realidad, del quehacer político que vivimos, digna de estudio por parte de académicos estudiosos de la política e historia y que parecería haber sido inspirada en aquel terrible personaje descrito por Virgilio y el
Dante: el “cerbero, monstruo fiero y cruel de tres cabezas el cual ladra y mantiene a la gente sumergida en el fango”.
En lo que tiene que ver con el análisis de la generación de política exterior, vinculada directamente a la política y juego de poder interno, esta figura de las cabezas del gobierno “cerbero”, resulta muy conveniente y explicativa. Este es el caso, por ejemplo, de las recientes medidas del régimen en materia de política exterior, a cargo de Ricardo Patiño, que son presentadas en la tarima política como triunfos de Correa a nivel internacional, con la intención de posicionarlo como el potencial candidato a líder regional, en reemplazo de Hugo Chávez, y que responden también al juego de poder interno.
Si hasta hace poco la balanza de poder al interior de “Alianza País” que anteriormente señalamos era casi totalmente favorable para una sola de las facciones, hoy Patiño ha logrado equilibrarla significativamente gracias a esta astuta jugada. Por un buen tiempo tendrán que contar con su “cooperación” asegurando mucho más que su supervivencia.
Y es que si a alguna de sus cabezas le debe Correa la orquestación realizada a nivel internacional para que él “brille y figure” como deseaba, es a su fiel seguidor: «Monaguillo de la Revolución Ciudadana», Ricardo Patiño. Después de haber deambulado por la mayoría de ministerios, con sus pativideos a cuestas, y cuando se encontraba casi que escondido en el sótano de la Cancillería, con la dignidad por el piso y sin que nada le saliera bien para contentar al dictador, Patiño ahora sale «airoso» con una serie de iniciativas que hacen notar que si bien su facción no es numerosa, sí tiene un poder significativo, y él personalmente cuenta todavía con el favor de su máximo líder y protector, así como de otros padrinos. De manera muy hábil, soslayando el hecho de no saber idiomas, ni tener idea de diplomacia o relaciones internacionales, sin saber “sumar ni restar, ni leer ni escribir” como me dijo un conocido suyo, medio en serio medio en broma, Patiño ha sabido construir poco a poco un entramado de alianzas internacionales con regímenes dictatoriales que ven en él una pieza clave para que el gobienro de Correa se mantenga en la línea y se comprometa cada vez más con la “causa internacional”, a cambio de satisfacer su deseo inmenso de protagonismo. Esto coincide con el rumor que circuló hasta hace poco de que Correa, en medio de una de sus acostumbradas rabietas, había amenazado salirse del ALBA, por “la falta de solidaridad y el papelón que le hicieron hacer” con ocasion de la Cumbre de las Américas”, situación que se habría revertido gracias a la oportuna mediación de Patiño.
A diferencia de los miembros del ala de derecha, que acaparan el mundo de los negocios y pingues contratos, una buena parte de los cuales en poco tiempo aprendió a comportarse como “ altos funcionarios”
pulcros, reservados y profesionales, con lujosos trajes y finas corbatas, Patiño, mas chabacano, descuidado en su vestir, con poca cancha social y poco diestro en el arte de la comunicación y manejo con los medios, posee en cambio la habilidad de maniobrar en las debilidades (psicológicas e ideológicas) de su cólerico jefe, y sabe como aplacar sus permanentes ansiedades. Conoce bien sus secretos y demonios; como tratar su «pequeño ego maradónico» y su obsesión por protagonismo, sabe leer su permanente cálculo y oportunismo político.
Es interesante anotar que según viejos rumores, y a juzgar por los hechos mismos, Fidel Castro al parecer no tiene una buena opinion de Correa, a quien consideraría un simple oportunista y atolondrado, sin ninguna formación ni convicción deológica. Sin embargo debido al posible agravamiento de la salud de Chávez, la falta de candidatos carismáticos (esenciales para los regimenes populistas y
dictatoriales) y a algunas demostraciones de “lealtad” y “compromiso ideológico” que se pudieran haber acordado, sería factible que el anciano dictador termine por dar su “bendición” al potencial nuevo líder. A nivel del ALBA la decision tendría como objetivo tratar de sostener la unidad del bloque de “países progresistas”
latinoamericanos, mantener su poder e influencia regional y continuar con sus ataques y campaña de desprestigio contra los organismos internacionales para su manipulación, buscar cooptar otros países de la región que sirvan sus intereses (con la consabida formula de reformas constitucionales, políticas populistas, régimen totalitario y permanencia indefinida en el poder) y continuar con la política de alianzas estratégicas con otros gobiernos anti democráticos de otras zonas geográficas.
A nivel de los intereses de lo que queda de “Alianza País” lanzar a Correa como candidato para substituir a Chávez, en caso de que este sufra un mayor deterioro de su salud, perseguiría varios objetivos
fundamentales: buscaría posicionar y aumentar la capacidad de negociación e influencia en terminos de balanza de poder a nivel internacional, del gobierno de la “revolución ciudadana” tan criticado y desprestigiado en particular en Europa y el continente americano.
Aspiraría contrarrestar las acusaciones de corrupción y violación de los derechos humanos formuladas por valientes periodistas y medios independientes, y que se han reforzado por las denuncias de un gran número de disidentes de alianza país, que han contribuido a desenmascarar al régimen; intentaría contrarrestar también el discurso crítico de los movimientos sociales y progresistas, perseguidos por el régimen al igual de lo que ocurre en Bolivia y Venezuela, que califican a Correa de traidor y fascista, elemento de suma importancia y preocupación cuando se ve caído en las encuestas y se avecinan elecciones presidenciales.
Permitiría también que a la larga, en caso de que Correa tenga que dejar el poder, y de que sea llamado a rendir cuentas a la justicia, este busque protección entre sus aliados y use como excusa, asistido de costosos abogados y lobistas, su calidad de “líder progresista internacional» perseguido por el «Imperialismo» y la «Prensa Corrupta». Hay muchos observadores que piensan que Correa incluso se sentiría cómodo y contento si le dan la oportunidad de «irse a tiempo»
y es destituido por una revuelta popular, lo cual para él se considera sería preferible a ser derrotado en las próximas elecciones.
En esta gran tarea y desarrollo de líneas estratégicas las cabezas del perro Cerbero tendrán que colaborar, como ya han demostrado que están dispuestos y lo pueden hacer por intereses comunes, dejando a un lado sus diferencias “ideológicas”, sobre todo cuando la cabeza central se los dictamina. Tal habría sido el caso de la reciente entrevista concedida por Correa al padre de los “wikileaks” Julian Assange. Previsores como son, es muy probable que a estas alturas, luego de 5 largos años, junto con Correa, los miembros de las otras dos “cabezas” del gobierno, con sus maletas listas y las cuentas en orden, también tengan un plan b y c en caso de una retirada apresurada.
De ahora en adelante, bien asesorado por el ala de derecha, gobeliana, Patiño, mas seguro de su puesto, no se cansara de contar dia a día los triunfos internacionales del “nuevo líder regional”. Continuará dando campanadas y repitiendo que los oprobiosos juicios a los periodistas ecuatorianos, al diario el Universo, a los autores del «Gran Hermano», las violaciones a los derechos humanos, han sido por una “causa justa”, donde el fin: la «revolución» fascista, de defensa del estado autoritario y corrupto, justifica totalmente los medios utilizados.
No podrá cambiar la historia, ni la memoria de la comunidad internacional sobre Correa y sus otras dos cabezas, las imágenes están allí para siempre, pero por lo menos temporalmente distraerá la atención.
Lo más probable ahora es que Correa, instigado por Patiño, pero bajo el asesoramiento mediático de los hermanos Alvarado, insista en su candidatura internacional de heredero del dictador Chávez, y redoble en sus sabatinas y reuniones del ALBA los ataques a la CIDH, sus arremetidas y chantajes a la OEA, sus declaraciones grandielocuentes y apoteósicas celebraciones por aire, mar y tierra, que terminan además en «canto y guitarreadas», otra de las debilidades del “gran líder” que sabe capitalizar su “amigo de la infancia”. Total, según ellos, no hay nada que perder, y si mucho que ganar.
En su política de alianzas con Cuba, Venezuela, Irán, Siria, Bolivia, Nicaragua, la ex Libia de Gaddafi, entre otros países, y sus ataques a los organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales, sacrificando sobre todo posiciones tradicionales del Ecuador de defensa de los derechos humanos, Patiño no escatima en aprovecharse de los cuadros profesionales del Servicio Exterior Ecuatoriano.
Afortunadamente, salvo unos pocos inescrupulosos que han adoptado una posición servil, traicionando sus propios principios y los intereses de su país, la gran mayoría no se presta a las perversidades del régimen. Algunos de ellos, a pesar del sacrificio que significa sobre todo para sus familias, han tenido la valentía de enfrentarse abiertamente a las políticas que atentan contra los intereses del Ecuador, habiendo llegado al punto incluso de renunciar a sus cargos.
Son varios los Embajadores de Carrera jubilados que con dignidad han enfrentado los cobardes ataques del gobierno, dando el ejemplo al resto del Servicio Exterior.
Como la mayoría consciente de ecuatorianos, dichos diplomáticos saben que más temprano que tarde terminará este régimen de oprobio y se requerirá como nunca de su apoyo para restablecer el buen nombre del Ecuador.
La mayoría de los ecuatorianos tal vez nunca sepa de las diferencias y maneras de actuar de las cabezas del cerbero gobierno. Lo que sí es seguro es que sufren el “infierno” al que están sumergidos por el monstruo con varias cabezas de la dictadura, y están obligados a soportar a diario sus actos de totalitarismo e intolerancia, su corrupción descarada, su propaganda fascista y denigrante para lograr la complicidad de la sociedad, el incremento dramático del crimen organizado y el narcotráfico, el mal manejo de la economía, la destrucción de la naturaleza, el despilfarro de los recursos, la violación de los derechos humanos y ataques a la libertad de expresión.