INSIGNIFICANTE? (DICIEMBRE 2012)
De acuerdo a Julián Assange el Ecuador, y por lo tanto también su gobierno, son insignificantes en la arena internacional. El hacker australiano dijo esto irritado y molesto por las agudas preguntas de la periodista Erin Burnett, quien cuestionó sus grandilocuentes pronunciamientos a favor de la libertad de expresión y privacidad en internet, mientras permanece en calidad de asilado político en la Embajada de un gobierno represor considerado enemigo de la libertad de expresión.
Las impulsivas respuestas de Julián durante la entrevista, pusieron en evidencia que para él no es importante analizar si en el Ecuador existe democracia, o si se violan o no los derechos humanos; si se respeta o no la libertad de expresión, si campea la corrupción, si se deforma a la juventud y se degrada a la sociedad; tampoco importa el inusitado incremento del narcotráfico y el crimen, ni las alianzas con regímenes como Cuba, Venezuela, Irán, Siria, Rusia.
El país, según él, está bueno para que le brinde asilo, pero eso no lo compromete para nada, no hay que exagerar. Nos da a entender que si bien está agradecido y que incluso podría albergar sentimientos de solidaridad con los ecuatorianos, por la dura situación impuesta por el regimen de su “amigo” el dictador, esto a él poco le importa, pues vivimos en un mundo complicado donde “todos los gobiernos tienen problemas”, de allí que hay que preocuparse de las causas y temas realmente trascendentales, como el de luchar contra el “control del internet por parte del Estado” mas que por lo que hace un insignificante gobierno, aunque esto suene cínico y contradictorio. Por eso él no tiene escrúpulos en aceptar el asilo, aunque sea concedido por un régimen corrupto, oportunista, fascista o lo que sea, pues lo que cuenta es su lucha por causas más “nobles” a nivel mundial.
A juzgar por su mala cara e irritabilidad dio la impresión de que se siente muy fastidiado de permanecer en un reducido e insignificante espacio proporcionado por el gobierno de la “revolución ciudadana”, situación que habría propiciado que contraiga una afección pulmonar, asunto que se negó a comentar en la entrevista por considerarlo también insignificante frente a los otros temas que realmente le preocupan.
Afortunadamente hemos podido conocer, conforme las nuevas declaraciones de la Embajadora a la carrera Ana Albán, que la tal afección pulmonar no existiría; aunque por otro lado se mantiene la duda de si la falta de espacio y el hecho de sentirse como en una “prisión” podrían ser el motivo de un problema sicológico, tal como lo insinuó el abogado Baltazar Garzón.
Con relación a la reacción del gobierno por lo que podría ser considerado un menosprecio a la “revolución ciudadana”, es posible que alguien piense que esto le va a molestar al Gran Hermano, conocedores de su recalcitrante vanidad. A mi modo de ver, en este caso sería todo lo contrario y por una sencilla razón: lo dicho por Assange encaja muy bien con la estrategia propagandística y censuradora del gobierno de Correa.
Una estrategia enfocada en que a nivel internacional se resalte su “liderazgo revolucionario mundial”, sus desafíos a los países desarrollados, se elogien sus lujosas carreteras, se comente de los logros de su “revolución” decimonónica, se publicite su amistad con el multimillonario Murdock y el cineasta Oliver Stone, se haga conocer su determinación para atraer grandes inversionistas inescrupulosos para la explotación de los recursos naturales; pero que no se conozca ni se preste atención a los actos de corrupción del gobierno, ni a sus ataques a la democracia y los derechos humanos, por más oprobiosos que estos sean, de allí que el planteamiento de Assange de no brindarle importancia al régimen de Correa, por no ser más que un peón en el tablero del ajedrez mundial, sea incluso bienvenido.
Hay que recordar también que la “fortaleza” política del Gran Hermano no proviene de su capacidad como teórico o intelectual, ni por sus inexistentes convicciones ideologicas, sino de su astucia y oportunismo politico, de su capacidad para adaptarse y manipular masas, gente, personas, por lo que resulta ilusorio esperar de él y su sequito una reacción de principios en defensa de la dignididad del país. Como Assange, Correa piensa que debe escoger sus batallas políticas, sobre todo en época de elecciones, por lo que romper con su aliado internacional por un tema “insignificante” estaría descartado por ahora, más allá de que sin duda se trata de un huésped un tanto incómodo.
A diferencia de los gritos y exclamaciones altisonantes que se lanzaron desde la presidencia cuando se produjo el ataque del gobierno de Colombia a Raúl Reyes en Angostura, en esta ocasión no le conviene «aprovechar el momento” para montar un show mediático, de rechazo a los comentarios peyorativos del australiano, con el objetivo de exaltar el ultranacionalismo y recuperar su popularidad. Si bien su ego es grande, más lo es su instinto de supervivencia política.
Por otra parte, Correa esta convencido de la efectividad de su maquinaria censuradora encargada de suprimir la libertad de expression e información dentro y fuera del país, de la que forma parte una red internacional de «amigos de la revolución». Esto se reafirmó hace pocos días en Miami cuando logró impedir la anunciada transmisión del documental: “Retrato de un padre de la Patria”, de Santiago Villa.
Me temo, sin embargo, que para el Gran Hermano fascista, como lo han empezado a conceptuar los ecuatorianos, el asunto no va a ser tan sencillo y que su estrategia puede resultar insuficiente. De acuerdo a la primera información que se conoce sobre el contenido del mencionado documental, además de los nuevos testimonios sobre los dineros de las FARC y la responsabilidad por los sucesos del 30 de septiembre, se sumarían acusaciones sobre hechos parcialmente conocidos, silenciados por la represión, pero que ahora serían revelados de manera mas extensa y denunciados publicamente, de persecución y posible intento de asesinato a un miembro destacado de las fuerzas armadas.
A pesar de las amenazas del regimen y sus aliados no van a faltar defensores de la democracia, con mentes lo suficientemente acuciosas, que empiecen a obtener pruebas reveladoras sobre los sorprendentes “accidentes” que pudieron haber costado la vida del Capitán Diego Peñaherrera, uno de los cuales estaría relacionado con la muerte “accidental” del Capitán Santiago Zurita, todo lo cual podría desembocar en el juzgamiento de los presuntos implicados, haciendo que los sueños de perro fino paseando por la Grand Place de Bruselas se esfumen, incluso en el caso de que «ganen» gracias al servicio del CNE, las próximas elecciones.
A propósito: convendría que el señor Antonio Tramontana se anime a revelar los detalles de las encuestas que dan a Correa sólo 35% de aceptación, y según las cuales habría una segunda vuelta.